El BDSM en general está lleno de mitos, prejuicios y tabúes. Muchas personas se sienten reprimidas de hablar de estos temas por temor a ser juzgadxs, pero como a nosotrxs en Templazón nos gusta un poquito la polémica y mucho la educación sexual, acá les traemos un tema que personalmente amo y es el Spanking.
Se trata de una práctica dentro del BDSM. Es una palabra en inglés que se traduce como azotes o nalgadas, se trata de golp3ar con la mano o algún objeto las nalgas de la pareja con fines eróticos. Comúnmente la práctica se refiere a los azotes en los glúteos, pero también se pueden azotar otras zonas del cuerpo.
Este juego sexual no siempre tiene como finalidad el sexo porque la interacción se convierte en una experiencia más enérgica y estimulante. Aunque no lo creás, el spanking es una práctica mucho más profunda de lo que parece. Implica un juego de roles de dominación/sumisión y supone a la vez una fantasía sexual. Posee una carga erótica muy intensa, es básicamente acariciar y cast!gar al mismo tiempo, sin embargo este se interpreta como un regalo de placer.
Posiciones sexuales para el spanking:
Acá aplicamos el «para gustos, los colores». Podés experimentar y encontrar la que más te guste. Eso sí, tené en cuenta que las distintas posiciones están estrechamente vinculadas con la intensidad del dolor, según la posición de los músculos de las nalgas (o la zona del cuerpo), los azotes serán más o menos dolorosos.
Te voy a dejar algunas de mis favoritas:
1. De cuatro o en posición de perrito. Puede ser la forma tradicional, también podés variarla poniendo el pecho sobre la superficie o bajando las nalgas hasta tocar los tobillos.
2. Acostadx sobre las rodillas de la persona dominante.
3. De pie, apoyadx ligeramente sobre una superficie o una pared.
¿Qué podés usar como instrumentos? Miles de cosas. Juguetes como látigos, fustas, bofeteadores, paletas o varas, también podés utilizar instrumentos que tengás a mano como un cinturón, una raqueta, un cepillo plano, etc. Claro, tené cuidado de que estos no tengás texturas que puedan generar heridas abiertas en la piel. Además tomá en cuenta que dependiendo del juguete, incrementará o no el nivel de dolor.
Antes de continuar vamos a dejar claro que estamos hablando de azotes consentidos dentro del terreno sexual entre dos personas adultas, en el que la sumisión y la dominación son perfectamente válidas y consentidos entre el spanker (azotador) y el spankee (azotado). Como toda práctica sexual, sobre todo si se encuentra dentro del BDSM, tiene una serie de recomendaciones y precauciones que debés tomar en cuenta.
La confianza es la base del spanking, si no existe confianza mutua es muy difícil tener este tipo de prácticas, porque durante los azotes estás poniendo tu integridad y seguridad física (y emocional) en manos de otra persona, por lo tanto tiene que haber una base de confianza, respeto y responsabilidad, e incluso cariño, protección y cuidado.
El spanking es una práctica consensuada donde ambas personas van a disfrutar, todo lo que no sea consentido es violencia. No se trata de convencer a tu pareja o presionarla para que acepte, debe ser una decisión 100% fuera de presiones y libre.
Se deben establecer los límites de esta práctica de antemano, sí, se debe conversar y poner las reglas del juego. Los límites bien definidos les permitirán relajarse y disfrutar al máximo el placer. Así mismo se debe acordar la palabra de seguridad, esto con el motivo de que si la persona que está recibiendo los azotes desea parar, solamente debe mencionar esta palabra y la práctica deberá detenerse inmediatamente y por completo.
Empezá de una forma gradual, dando nalgadas sobre la ropa, luego por encima de la ropa interior y, finalmente, pasá a la piel. De esta forma irás estimulando la zona poco a poco y fomentando una mejor circulación sanguínea. También calculá el tiempo, no tenés que dar azotes seguidos a toda velocidad, tomate el tiempo e incluso podés alternar entre zonas y estimulaciones (incluir besos, mordidas, caricias, etc).
Para practicar el spanking con la mano te recomendamos tres formas de colocarla: recta (es más intensa y fuerte), en forma de copa ( igeramente ahuecada y los dedos unidos) o azotar solo con los dedos como si fueran látigos. Los primeros azotes comúnmente duelen más, por eso es mas recomendable que los hagás con la mano en forma de copa, de un modo contundente pero no muy fuerte. El cerebro liberará endorfinas durante el proceso, por lo tanto la resistencia al dolor irá aumentando, por lo que podrías ir intensificando la fuerza de la nalgada.
El after care es indispensable. Después de esta sesión es muy importante que la persona sumisa tome todas las medidas que sean necesarias para recuperarse y que la persona dominante colabore en este proceso. Puede ser colocar alguna crema en la zona azotada, un masaje, un baño con agua tibia, una cena, una botella de vino o una cerveza, música, candelas, olores agradables, etc.